Hoy en el Día Mundial del Síndrome de Down, tenemos una entrevista con una mamá de una niña con síndrome de Down, la niña tiene 5 años y tiene una madre tan sensible, inteligente, humana y generosa.
Esta mamá nos regala su tiempo para poder contarnos cómo es ser mamá de una niña tan especial y hermosa, con una personalidad que arrasa, una sonrisa que derrite y un corazón que conquista.
Cómo y con qué tiempo de embarazo te enteraste que tu bebita tenía síndrome de down?
Me hicieron un examen genético que se realiza en sangre y ahí dio el resultado positivo de Trisomía 21, sindrome de down. Esto era muy temprano en el embarazo en la semana 13.
Te recomendó alguien no tenerla?
Más que recomendar, era la pregunta repetitiva: Lo vas a tener? Vas a continuar con el embarazo? Muchas de estas preguntas eran durante examenes médicos y gente en el rubro. Lo hacen porque es una opcion legal el terminar el embarazo en estas circunstancias y se sienten en la obligación de ofrecerla.
Estadísticas muestran que 8 de cada 10 mujeres con resultados positivos, deciden terminar el embarazo. Es importante que en este tema tanto el circúlo médico esté mejor capacitado para este tipo de diagnosticos, como también mejor información para las madres expectantes.
Cómo fue tu embarazo?
El embarazo en si es como cualquier otro, las mismas nauseas, antojos y sensiblidades. Y con esto último claro mayor presión emocional e incertidumbres. Más examenes y chequeos médicos y en mayor frecuencia. En cierta forma me sobre protegían, pero era todo para tener la mayor información y el mejor cuidado posible. Igual tuve mi babyshower, fotos de maternidad y esperaba con toda ilusión a mi primogénita.
Encontraste apoyo, empatía, solidaridad en otros grupos de mamas, de la comunidad?
Lo más importante fue encontrar el apoyo y aceptación de mi familia. Ese ha sido un punto de arranque. Saber que las personas cercanas siempre nos van a querer y estar ahí para ayudarnos. El cariño y solidaridad realmente han sido un pilar muy grande que nos llenan de fortaleza.
Puedo decir que también he sido muy privilegiada de contar con grupos de mamás que se han convertido como en familia. El cariño que nos tenemos en una conección muy particular porque conocemos nuestros sentimientos, preocupaciones e inquietudes sin necesidad de conversarlas. Son una gran gran referencia porque estamos para apoyarnos, aconsejarnos y darnos las sugerencias necesarias en cada nueva etapa. Las mamás con hijos mayores nos pasan consejos a los que tenemos pequeñitos y nosotros pasamos a las nuevas mamás y asi susesivamente.
Puedo decir también que en el estado donde vivo tenemos mucho beneficios, hay un grupo en particular que se llama Massachusets Down Syndrome Congress que se dedica a dar apoyo a las personas y familias con sindrome, buscan crear mayores oportunidades y leyes que beneficien en educación y salud a esta comunidad.
Cómo fue la primera mirada, la primera vez que la tuviste entre tus brazos?
Me olvidé de todo, de los miedos y preocupaciones. Lo único que veia era mi hija, mi hermosa hija. Nació una mamá con Chiara y con ella todo el amor incondicional. Nada era más importante que la conección y el amor del momento.
Qué le dirías a la comunidad en general lo que significa tener una hija con síndrome de down?
Más que todo es aprender a conocer lo que es el sindrome de down. Toda madre y familia necesitan recibir el mismo “felicidades” cuando nace su bebe. No es algo triste y no es necesario un “lo siento”. Somos familias comunes y corrientes, ni especiales ni de otro planeta. Somos igual que todos solo con más retos y tiempos diferentes.
Aprender que las diferencias nos enriquecen como mundo y sociedad, que la inclusión y empatia deberían ser parte de nuestra forma de ser. Porque somos más parecidos que diferentes. Las personas con síndrome tienen los mismos sueños q todos, quieren ser felices, ser queridos y aceptados. Mi hijita ahora juega con las mismas cosas que cualquier niña de su edad, disfruta del colegio y las amistades, le encantan las princesas y quiere aprender a ser una bailarina de ballet.
Qué le dirías a una familia que está a punto de tener un hijo con síndrome de down?
Tener un hijo o hija con síndrome es una bendición. Es un camino diferente al que a veces uno se proyectó, pero hay más bellezas y satisfacciones de las que uno se imagina. Los pequeños logros se vuelven grandes satisfacciones, uno aprecia más los esfuerzos que los resultados. A veces son los hijos con síndrome los que nos enseñan más a los padres que viceversa. Son afectuosos sin discriminación, tienen la fortaleza de vencer todo reto y obstáculo, la perseverancia y determinación son naturales y tanto más. La vida se enriquece mucho más porque uno valora las cosas desde otra perpectiva.
Dedicado a mi amiga del alma, que tiene una hija preciosa, mi sobrinita Chiarita 💕
En los post anteriores hemos presentado algo de la teoría y práctica de por qué algunas madres tenemos la impresión de que nuestro hijo NO come. Pues bien en el presente post, haré un resumen de algunos consejos de primera mano que nos escribieron varias mamis. Y siiii!! hemos empezado a tener mucha correspondencia sobre todo de manera interna, pueden visitar los anteriores artículos y ver también los comentarios. Entonces este post es completamente empírico, de primera mano, de mami a mami.
Si quieres puedes ver los anteriores posts pinchando los siguientes enlaces.
Disfrutar de la Comida es lo Escencial, no sólo es la Alimentación sino un Aprendizaje Social y Cultural
Nos escribe Diana de México y nos cuenta cómo en México – yo creo que en el resto de los países de lenguas romances, latinas, es así también- la comida es un acto de compartir con la familia y amigos. «Para mí no fue un problema la introducción a los alimentos, mi hija mamaba muy bien y desde que era muy pequeña la llevaba a la mesa a sentarse con nosotros, claro ella echadita en mis brazos mirando todo lo que hacíamos, le encantaba. Fue para ella muy natural a los seis meses empezar a agarrar los alimentos que nosotros compartíamos en la mesa, y así ella fue explorando poco a poco la variedad de los platos que tiene la cocina mexicana. Ahora come de todo, nunca tuve problemas con su alimentación»
Disfrutar de la Cadena Alimenticia
Paola de Bolivia, va más allá de la mesa familiar al mercado, sí! aquél lugar donde los economistas indican que se encuentran oferentes y demandantes! llevar a los pequeños al mercado y que vean la variedad de comida -en nuestros países es una maravilla cómo se mezcla en el mercado no sólo gente tan diversa, el mercado es un excelente lugar de trabajo para comerciantes que tienen niños pequeños porque la actividad les permite estar con ellos. Puedes comentar con los niños tanto de la gente como los productos, preguntar a las vendedoras «caseras» como las llamamos en Bolivia, el lugar de procedencia de los alimentos, si es un lugar cálido, húmedo, seco, etc. Paola nos cuenta cómo en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en el mercado «El Abasto» encuentra frutas y verduras tan variadas y exóticas y es allí donde a su pequeño le hace escoger tres frutas y tres verduras para comprar. «definitivamente no es fácil ir con un niño pequeño a un lugar tan amplio, concurrido y donde hace mucho calor, pero definitivamente vale la pena, porque mi hijo aprende no sólo a comer, sino lecciones de geografía, economía y sociología» explica ella.
El BLW como Estrategia de Éxito
«Me sacaba de quicio el desorden y caos en la mesa» comenta Clara de Colombia, «… pero viendo cómo mi segunda hija se terminaba todo y además quería probar más opciones, a diferencia de su hermano mayor que espera todavía a sus tres años que yo le ofrezca la comida en la boca con la cucharita, realmente veo que el BLW ha valido la pena». El BLW o baby led weaning por sus siglas en inglés (blw), podría traducirse como “alimentación complementaria autorregulada” o “alimentación complementaria a demanda”, es una manera de incorporar los sólidos en la alimentación del bebé sin pasar por la fase de purés y papillas, siendo el propio bebé quien se alimenta por sí mismo usando las manos, experimentando sabores, texturas y formas de la comida por sí mismo.
«Mi hija sabe hasta qué y hasta dónde comer y veo que consume mucha más variedad que su hermano que tuvo una introducción con las papillas y los jugos de frutas, recomiendo el BLW para la introducción de sólidos»
Ofrecer no Forzar, Comer lo Mismo que el Resto
«A mi hijo le estresa ver que sólo él tiene algo distinto, quiere comer lo mismo que comemos el resto, tanto así que aunque le ponga lo mismo que tengo yo en su platito, prefiere comer del mío, yo no tengo problema porque veo que come más y mejor, otra cosa que mi hijo detesta es cuando lo obligo a comer algo, supongo que no quiere que determinen por él qué y cuánto come» nos comenta Karina de Colombia.
Cocinar con Ellos
«Mi hijo es de esos niños que no quiere ensuciarse. Exacto!! parece increíble pero no le gusta tener las manos llenas de chocolate, barro o cualquier cosa que a sus ojos sea antihigiénica, entonces el tema de los alimentos siempre ha sido complicada, estaba demasiado acostumbrado a que sea yo quien le alimente. Se acostumbró demasiado a las papillas y nunca supe hacer el salto de las papillas a los alimentos sólidos. Cuando aprendió a usar los cubiertos, fue todo mucho más sencillo, sin embargo no quería comer frutas por no ensuciarse las manos. Un día se me ocurrió comprar un set de cocina con frutas de madera y el cuchillo para cortarlas y quedó encantado cocinando, empezamos juntos a hacer ensalada de frutas de verdad y ahora le gusta mucho comer las frutas y hacer sus propios experimentos mezclando.» Nos cuenta Claudia de Paraguay.
Podemos concluir que la comida más allá de ser un momento traumático puede ser también un buen elemento de aprendizaje de los niños donde empiezan a conocerse a sí mismos, a tomar decisiones -un ejercicio que dura la vida entera-, a socializar, a economizar y conocerse a sí mismos -otro ejercicio que dura toda la vida.
Tienes más historias que le pueden servir a otras mamás? no dejes de escribirnos y hacer una comunidad de mamás que compartimos éxitos, anécdotas, problemas, preocupaciones, alegrías, risas, sonrisas, ilusiones y mucho amor, esto es algo que entiende sólo una mamá.
2. Recomendaciones de cómo hacer para disfrutar de la comida y que NO sea un momento de tortura -post actual-.
3. Pero entonces qué y cómo le doy para que coma bien o mejor? -tercer post con esta temática.
Muchas veces las expectativas son demasiado altas de los padres respecto a lo qué, cuánto, cómo y con qué frecuencia deberían comer sus hijos.
Si el pediatra ya te ha informado de que no hay por qué alarmarse, ya que su talla y su peso están dentro de lo normal y si es un niño activo que no se enferma de gravedad, entonces intenta mantener la calma y lee estos tips para poder disfrutar de cada comida.
– No seas tan rigurosa
Intenta no medir lo que come tu hijo y no lo compares con lo que coman los demás, y párate a pensar por un momento que si un día come poco o menos de lo habitual tal vez es por que no necesite comer más.
Por otro lado, la mayoría de estos problemas surgen entre el año y los tres años de vida. Muchos padres pensamos que al duplicarse la edad, también se dobla la ración, a partir de, aproximadamente, los 12-15 meses, ya no crecen la velocidad con la que se desarrolla un lactante o niño chico. Un truco del que me habló mi pediatra, que me pareció muy interesante para determinar la cantidad de comida que entra en un estómado, se podía utilizar midiendo los puños -ambos- de las manos. Esa es la ración suficiente.
Si bien existe la lucha de los 1-3 años para que coman, el ciclo se recupera otra vez a los 5 años, donde comen mucho y de todo. Es importante mencionar que se trata de ciclos, que no tienen la misma duración, si contemplamos este proceso como fases donde hay altas y bajas podemos adaptarnos un poco a las necesidades de los niños, por ejemplo en una fase en la cual tienen mucha hambre podemos tanto incluir nuevos alimentos, como concentranos más en las frutas y verduras, en las fases donde están más flojitos para comer darle de vez en cuando cosas que les gustan más que otras.
– Ayudalo a Tomar Decisiones y a Expresarse
Tomar decisiones es un ejercicio que debemos poder hacer desde que somos niños, de hecho es en la infancia donde empezamos con el arte de tomar decisiones. Un estudio de la Universidad de Granada, ha demostrado que permitir a un niño pequeño elegir libremente su verdura favorita, ayuda a aumentar hasta un 80 por ciento el consumo de estos alimentos en la población infantil. Que te cuente por qué no quiere un alimento o cuáles son los alimentos que le gustan más. De un plato variado, pregúntale cuál de los alimentos le gusta más, también que si alguno no le gusta lo elija y no lo coma, si los come todos felicítalo con un abrazo grande y que pueda repetir la porción de lo que más le gustó.
– No seas Insistente y Mucho Menos Autoritaria
Los pequeños se dan cuenta que la insistencia es sólo una forma desesperada de mostrar algo, sienten que no pueden tomar decisiones respecto a lo que desean o no comer y por último quieren mantener su posición y se encaprichan más. Los padres que insisten a un niño para que coma verduras y luego le premian con un gran helado, sólo refuerzan la idea de que deben recibir un premio por «el sacrificio» de comer verduras.
Claudia nos escribe y dice: » Mi hijo cierra la boca y no hay poder humano que haga abrirla, cuando insisto es peor, pero tampoco puedo decirle sólo unas cuantas veces, entonces empieza la lucha de poder.» Si bien uno desea el bien para su hijo y por eso siente que tiene como meta que terminen una porción de verdura, es importante no insistir o forzar, la regla sería: ofrecer siempre, pero no insistir.
Si no le obligas, también dejas de lado las peleas, gritos y lágrimas. Esto incluye no gritarle, chantajearle, compararlo con su hermana, no hacerle el avión, no meter a la tía Manuelita en esto y que se coma una cuchara en su nombre, no recriminarle que come poco de esto y que sólo le gusta lo otro o que has trabajado mucho en la cocina para que luego nadie te lo reconozca y encima rechacen tu comida.
Experimentar es algo importante para los niños, tocar texturas y tener su propio cubierto, déjalo experimentar en la medida de lo posible.
– Camufla y Decora
Muchas veces los sabores hay que camuflarlos con un chorrito de limón o con semillas encima, un poco de pan molido, etc. También una buena alternativa es decorar, por ejemplo los ojos como dos aceitunas, la nariz de zanahoria, la boca de tomate, etc. Les encanta comerse al «señor verdura». Con mi hijo de dos años jugamos a que es un gran dinosaurio y se come los árboles -brócoli-» nos cuenta una mamá.
– Intenta Nuevamente
Ser mamá significa ser perseverante y no tirar la toalla nunca. No necesitas insistir, pero si siempre las ve en su plato y sabe que puede rechazar una -sólo una de las cuatro que le sirves- entonces no le quedará otra que empezar a comer.
– Felicítalo cuando come bien
Explícale cómo una buena comida lo hace más grande y fuerte, que se enfermará menos y que mientras coma mejor tendrá una mejor calidad de vida. Después de una buena comida pueden salir al parque o a dar un paseo.
– Sigue una rutina
Como sabemos, las rutinas dan seguridad a los niños y crean hábitos, entonces es importante que el niño la conozca: – lavarse las manos, ayudar a poner la mesa, sentarse a la mesa- lo mismo para retirarse de la mesa. «A mis hijos les encanta hacer una oración y cantar una canción que nos inventamos antes de la comida» escribe una mamá.
– Conoce a tu hijo
Sólo tú sabes de ese lugar que le gusta más y está tan feliz y distraido que se puede terminar toda su porción de fruta. «Con mi hijo mayor tenía que ir a los columpios para que se termine toda su porción de fruta» » A mi hija le encanta jugar a la comidita de verdad, entonces aprovecho para que la comida que comemos sea real, y llevo puras verduras a nuestro lunch» nos escriben dos jóvenes mamás.
Muchos niños prefieren no mezclar los alimentos conocidos con los desconocidos, también es importante que el momento de probar la porción sea pequeña.
Tu Testimonio y Ejemplo son Todo
No puedes sermonear a tu hijo sobre la importancia de una buena alimentación y que no debe fumar o tomar gaseosas si tú misma no estás convencida de ello, no te escuchan todo el tiempo, pero sí te observan. Tú misma eres testimonio de todo lo que les predicas.
Es tan Escaso el Tiempo que nos Necesitan para Alimentarlos que Tiene que ser Algo Bonito
Cuando veas hacia atrás y veas que tu hijo de 5 ya pela sus propias frutas o se sirve solo un vaso de agua, te acordarás que hace unos meses atrás te necesitaba para todo y que cada día es más autonómo e independiente, que al final esa es la tarea de una mamá: que ya no te necesiten. Por eso aprovecha lo más que puedas una etapa tan linda como es la de alimentarlos, desde la lactancia hasta la introducción de la alimentación. Es algo que le suma a tu patrimonio de vida y le pertenece por siempre sólo a una mamá.
Mi Niño no me Come – Resumen del Libro de Carlos Gonzáles
Hi Estoy contentísima, nos escribe nuestra amiga Angie de Venezuela, para contarnos, muy preocupada porque su bebé de 8 meses no come. Este post, tendrá como primera parte un resumen ejecutivo del libro «Mi Niño no me Come» de Carlos Gonzales www.carlosgonzalespediatra.com), como segunda parte estaré posteando los consejos más utilizados por otros pediatras, que puedan equilibrar un poco la postura del arriba mencionado pediatra y en tercer lugar estaré posteando consejos desde las experiencia de las madres.
En este primer post, hablaremos exclusivamente del libro «Mi Niño no me Come» de Carlos Gonzales, este libro lo elegí porque es el clásico de la crianza con apego, crianza respetuosa y es muy actual dentro de categorías más actuales en estilo de crianza. Este reconocido pediatra, explica que es uno de los tópicos más frecuentes en las consultas pediátricas el que el niño no coma. Además que si una como madre se sientee frustrada y dolida por la situación, los niños también sufren con los conflictos en torno a la comida. Como escribió una de ellas: «Es horroroso tener miedo a que llegue la hora de comer». Si la madre tiene miedo, ¿qué tendrá su hijo? La angustia de una madre es siempre menor a la un niño que no tiene la capacidad para racionalizar, para dimensionar y sobre todo para escapar de la insistencia de una madre. No es manipulación, dar la contra, muchas veces es resistencia e incluso terror.
La idea de no obligar al niño a comer, que constituye el eje central de este libro, no ha de considerarse como un «método para abrir el apetito», sino como una manifestación de nuestro amor y respeto por nuestro hijo. Al dejar de obligarle, va a seguir comiendo lo mismo, pero sin los sufrimientos y peleas que hasta ahora acompañaban a la comida.
Capítulo 1: Cómo empieza todo
Muchos bebés dejan de comer al año. El motivo de este cambio alrededor del año es la disminución de la velocidad de crecimiento. En el primer año, los bebés engordan y crecen más rápidamente que en ninguna otra época de su vida extrauterina. Durante el segúndo año, en cambio, el crecimiento es mucho más lento: unos 9 cm, y un par de kilos. Otro punto importante es que no todos los niños crecen al mismo ritmo
Capítulo 2: Su hijo sabe lo que necesita
La leche materna debe ser ofrecida a la carta. Los bebés no maman según un horario regular, el horario de las mamadas es un mito. Hubo un tiempo en que se creyó que los bebés tenían que mamar cada tres horas, o cada cuatro horas (¡y diez minutos de cada lado, para mayor escarnio!). ¿Se ha preguntado alguna vez por qué diez minutos, y no nueve u once? Evidentemente, son números redondos. ¿Cómo han llegado algunos a creer que un «número redondo» era un «número exacto»?
Ocurre más o menos lo mismo con las papillas, los pediatras y especialistas del mundo no se ponen de acuerdo en cuánto, cada cuánto y cuándo de comida dar.
Capítulo 3: Qué no hay que hacer a la hora de comer
El ingenio de las madres a la hora de hacer comer a sus hijos no conoce límites . Se comienza haciendo el avión con la cuchara. Luego viene distraer (muchas madres usan sin pudor la palabra «engañar») al niño con canciones, danzas, muñecos o la inevitable tele. Pronto siguen los ruegos («¡no le hagas esto a mamá!»), las promesas («si te lo comes todo te compro un dinosaurio»), las amenazas («hasta que no te lo acabes no vas a jugar»), las súplicas («ésta por mamá, ésta por papá, ésta por la abuelita»), las vidas ejemplares («¡mira a Popeye, cómo se come las espinacas!»). Se cuenta de unos padres que, al observar que su hijo se llevaba a la boca lo que encontraba por el suelo, tuvieron una idea genial: cada día lavaban bien el suelo y luego esparcían trocitos de tortilla de patatas. Algunos métodos mueven a risa; pero otros mueven más al llanto, sobre todo al niño. Veamos algunos ejemplos: La persistencia – en otras palabras insistencia- , las incursiones nocturnas -por ejemplo aumentarle cereal a la leche nocturna- , las odiosas comparaciones -tu hermanito ya terminó todo más rápido, estimulantes del apetito -vitaminas, etc.
Las recomendaciones de la ESPGAN En Europa se siguen habitualmente las normas de la Sociedad Europea de Gastroenterología y Nutrición Pediátricas18 (ESPGAN), publicadas en 1982. Expertos de nueve países, tras revisar cientos de estudios científicos, llegaron a siete recomendaciones, que se transcriben a continuación:
Aconsejar, hay que tener en cuenta el ambiente sociocul-tural de la familia, la actitud de los padres, y la calidad de la relación madre-hijo.
En general, el beikost no debe introducirse antes de los tres meses ni después de los seis meses. Se debe comenzar con pequeñas cantidades, y tanto su variedad como su cantidad deben aumentarse poco a poco.
A los seis meses, no más del 50 por ciento de la ingesta energética debe provenir del beikost. Durante el resto del primer año, la leche materna, la leche artificial o los productos lácteos equivalentes deben darse en cantidad no inferior a los 500 ml al día.
No hay necesidad de especificar el tipo de beikost (cereales, frutas, verduras) que debe introducirse primero. A este respecto, deben tenerse en cuenta los hábitos nacionales y los factores económicos. No es necesario hacer recomendaciones detalladas sobre la edad en que deben introducirse las proteínas animales distintas de la leche; pero probablemente es mejor retrasar hasta los cinco o seis meses la introducción de ciertos alimentos altamente alergénicos, como los huevos y el pescado.
Los alimentos con gluten no deben introducirse antes de los cuatro meses. Incluso puede ser recomendable retrasarlos más, hasta los seis meses.
Los alimentos con un contenido en nitratos potencialmente alto, como las espinacas o la remolacha, deben evitarse durante los primeros meses.
Se tendrá especial cuidado con la introducción del beikost a los niños con una historia familiar de atopia, en los que los alimentos potencialmente muy alergénicos deben ser estrictamente evitados durante el primer año. Aunque las normas de la ESPGAN están redactadas en inglés, emplean la palabra alemana beikost para referirse a cualquier cosa que tome el bebé y no sea ni leche materna ni leche artificial. Incluye, pues, zumos e infusiones, papillas, galletas, biberones espesados con harina o bocadillos de chorizo. La expresión equivalente en español sería alimentación complementaria, y en inglés hablan habitualmente de solids. Por una traducción excesivamente literal, muchos libros traducidos del inglés hablan de «la introducción de los sólidos». Siempre hay algún espabilado que se agarra a este error (o matiz) como a un clavo ardiendo: «Ves, los sólidos a los seis meses, pero no dice nada de los líquidos. El zumo de naranja y las dos cucharadas de harina en cada biberón se han de dar mucho antes». Pero debe quedar claro que, en esta acepción, el inglés solids se refiere también a alimentos líquidos o pastosos, del mismo modo que al hablar de «la primera papilla» nos podemos referir a algo que no esté triturado. Nada hasta los seis meses, ni biberones «espesados», ni zumos, ni manzanilla… Nada
Las recomendaciones de la AAP En América se siguen generalmente las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (AAP),19 publicadas en 1981. Como las europeas, no dan ninguna recomendación detallada sobre orden o cantidades de los distintos alimentos. Pero sí que dan unas orientaciones generales interesantes. La introducción de otros alimentos no se hace tanto en función de la edad como del grado de desarrollo del bebé. La criatura está lista para empezar a tomar otros alimentos cuando:
Es capaz de sentarse sin ayuda (sería muy difícil dar de comer a un niño que se cae para los lados).
Pierde el reflejo de extrusión, que hace que los niños expulsen la cuchara con la lengua. Probablemente, la utilidad originaria de este reflejo es impedir que los bebés traguen moscas, piedras y porquerías: hasta que tienen suficiente discernimiento para distinguir lo que se come y lo que no, por si acaso lo escupen todo. Pocos espectáculos tan penosos como una madre intentando dar una papilla a una criatura que todavía tiene reflejo de extrusión: papilla en el babero, en el pañal, en el pelo del niño, en el pelo de la madre, en la trona, en el suelo…, papilla por todas partes menos en la boca del angelito.
Muestra interés por la comida de los adultos. Un día u otro, cuando la vea comer, su hijo intentará coger un poco.
Sabe mostrar hambre y saciedad con sus gestos. Al ver acercarse una cuchara, el niño que tiene hambre abre la boca y mueve la cabeza hacia adelante. El que está saciado, cierra la boca y mueve la cabeza hacia un lado. De esta forma, la madre sabe que su hijo ya no quiere comer más. Cuando el bebé es aún demasiado pequeño para mostrar claramente su saciedad, se corre el riesgo de que la madre, sin darse cuenta, le dé más comida de la que su hijo quería. Puesto que nunca, nunca, nunca se ha de obligar a comer a un niño, no hay que dar papillas a ningún bebé que aún no sepa negarse a comer cuando no tiene más hambre. También insisten los norteamericanos en la necesidad de introducir los nuevos alimentos de uno en uno, en pequeñas cantidades y con una semana de separación por lo menos. Así se puede ver qué tal le sientan.
En 1997, una nueva declaración de la AAP sobre la lactancia materna recomienda:
Lactancia materna exclusiva y a demanda hasta los seis meses.
Añadir otros alimentos a partir de los seis meses, continuando la lactancia materna, como mínimo, hasta el año, y luego durante todo el tiempo que madre e hijo deseen.
Las recomendaciones de la OMS y el UNICEF recomiendan, entre otras cosas:
Dar exclusivamente leche materna hasta los seis meses.
Ofrecer otros alimentos complementarios a partir de los seis meses, aunque «si el desarrollo sigue siendo adecuado, tal vez no sea necesario darle otros alimentos hasta los siete o incluso los ocho meses».
Seguir dando el pecho, junto con otros alimentos, hasta los dos años o más.
Dar alimentos variados.
Dar el pecho antes de los otros alimentos, para que la madre siga teniendo mucha leche.
Los menores de tres años deberían comer cinco o seis veces al día (al menos).
Añadir un poco de aceite o mantequilla a las verduras, para que tengan más calorías (por supuesto, si lo tenemos a mano, el aceite de oliva es preferible a otros aceites o a la mantequilla). Ciencia ficción y alimentación infantil Como vemos, las recomendaciones de los expertos de todo el mundo no son nada detalladas. No hay ninguna pista sobre el orden de los distintos alimentos, la edad a la que se introduce cada uno, y mucho menos la cantidad, la hora del día o el día de la semana en que se deben dar al bebé.
¿Por qué los verdaderos expertos no dan normas más detalladas sobre la alimentación de los niños?
Porque sólo pueden hacer recomendaciones que tengan una base científica. No siempre será una base totalmente sólida y siempre estará sujeta a revisión por nuevos descubrimientos… pero, al menos, alguna base.
SEGUNDA PARTE QUÉ HACER SI YA NO COME
Un experimento que cambiará su vida. Su hija no come. Lleva así meses, quizá años. Lo ha probado usted todo, pero la situación no mejora.
En resumen, el experimento es el siguiente:
Pese a su hija en una báscula.
No la obligue a comer.
Vuelva a pesarla al cabo de un tiempo.
Si no ha perdido un kilo, siga sin obligarla a comer y vuelva al paso 2.
Si ha perdido un kilo, se acabó el experimento. Haga lo que quiera.
TERCERA PARTE CÓMO PREVENIR EL PROBLEMA
Como casi todos los problemas, los conflictos con los niños en torno a la comida son mucho más fáciles de prevenir que de tratar. El título y el contenido de este libro difícilmente atraerán la atención de las parejas embarazadas, o de los padres de niños pequeños que todavía comen. La mayoría de los lectores de este libro(¿o debería decir lectoras?) serán madres desesperadas porque su hijo «no come» desde hace meses. Pero no pierdo la esperanza. A lo mejor está usted embarazada, o su hijo es aún pequeño, y este libro se lo ha prestado y recomendado una amiga o cuñada que ya pasó por ello. O tal vez piensa usted tener otro hijo, y le gustaría no volver a pasar por lo mismo. Esta sección contiene, por tanto, algunos consejos sobre cómo dar de comer a su hijo sin que surjan conflictos. El consejo no puede estar más claro: No obligue a comer a su hijo. No le obligue jamás, por ningún método, bajo ninguna circunstancia, por ningún motivo. Este consejo sólo ocupa tres líneas, y podría usted pensar que es poca cosa para lo que ha pagado por el libro. Pero todo lo demás es accesorio; si en cualquier momento se pierde en mis divagaciones y necesita volver a lo esencial, vuelva a este consejo. Confíe en su hijo. Y tome en cuenta los siguientes puntos:
El pecho se da a demanda
La crisis de los tres meses
Su hijo no quiere biberones
Su hijo no quiere otros alimentos
El biberón también se da a demanda
Consejos Útiles
Lo que sigue son opiniones basadas en la experiencia del autorcomo padre y en sus preferencias personales. No son recomendaciones basadas en datos científicos, y cada cual decidirá si está de acuerdo o no:
– ¿Por qué alimentos empezar? No importa. Como se ha explicado en otro capítulo, no hay bases científicas para recomendar uno u otro. Si le da a su hijo primero la fruta, luego los cereales y más tarde el pollo estará siguiendo plenamente las normas de la ESPGAN. Pero si le da primero el pollo, luego la verdura y más tarde los cereales, también habrá seguido las normas al pie de la letra. Pongamos que decide empezar por el arroz. Hace arroz hervido, más bien un poco pasado, sin sal. Puede poner un chorrito de aceite de oliva (estará más sabroso y tendrá más calorías). Después de mamar, le ofrece a su hija una cucharadita o dos. El primer día no conviene darle mucho más, ni aunque se lo tome a gusto. Si no quiere ni la primera cucharada, no insista, pero vuelva a ofrecerle cada día o dos. Si sí que quiere, puede darle cada día un poco más. Al cabo de una semana puede probar con otro alimento, como un poco de plátano machacado. A la otra semana puede probar la patata hervida… Este orden es sólo un ejemplo, puede empezar justo al revés. Por supuesto, si alguno de los alimentos le produce diarrea o alguna otra molestia, o lo rechaza con especial repugnancia, mejor no vuelva a probar en un par de semanas. Si aparece alguna reacción más grave, como urticaria, consulte con su pediatra. Tampoco es obligatorio introducir un alimento nuevo cada semana. Durante años nos han hecho creer que la variedad es una gran ventaja (siete cereales y medio, trece cereales con chocolate, quince cereales con café…); no es más que una estrategia publicitaria. Variedad significa algo de cereal, algo de legumbre, algo de verdura, algo de fruta… pero no es preciso que tome muchas cosas de cada grupo; la manzana no lleva ninguna vitamina que no tenga la pera, y la mayoría de los adultos nos las arreglamos muy bien comiendo sólo dos cereales, arroz y trigo, y dejando los demás para el ganado. Si su hijo ya come pollo, no le añade nada dándole ternera. Antes del año, añadir muchos alimentos distintos sólo significa comprar más números para el sorteo de alguna alergia. El principal motivo para darles otros alimentos a los seis meses (y no más tarde) es que a algunos niños les podría faltar hierro. Por tanto, parece lógico que los alimentos más ricos en hierro estén entre los primeros. Por un lado, las carnes, que contienen hierro orgánico, que se absorbe muy bien. Por otro lado, verduras, legumbres y cereales contienen hierro inorgánico, que se absorbe mal a no ser que vaya acompañado de vitamina C. Por eso es buena idea comer como comemos los adultos, primero la ensalada (verdura cruda, rica en vitamina C), luego los cereales y legumbres, y la fruta de postre. Y, en cambio, no es tan buena idea lo que hacemos con los niños, darles en una comida sólo cereales, en otra sólo verdura, en otra sólo fruta… Cuando su hijo ya coma varios alimentos, sería buena idea combinarlos (que no triturarlos juntos) en la misma comida, en vez de hacerle menús monográficos («la hora del cereal»). ¿Y si no quiere la papilla? No se preocupe; es totalmente normal, y tarde o temprano comerá otras cosas. No intente obligarle.
Cuando Mamá Trabaja fuera de Casa
Estoy preocupada porque mi hijo de tres meses no coge el biberón con ninguna clase de tetina y leche; el pediatra me ha dicho que deje de darle el pecho para que así se acostumbre al biberón, pero se ha estado tres días sin comer por no quererlo coger. He vuelto a darle el pecho pero ya no es suficiente porque se queda con hambre. ¿Qué puedo hacer para que coja el biberón? Pues yo dentro de poco empiezo a trabajar, y he de dejar de darle el pecho. Esta madre es víctima de dos errores frecuentes en relación con la vuelta al trabajo.El primer error es pensar que hay que destetar antes de ir a trabajar. No es necesario. En el peor de los casos, podría pasarse a la lactancia mixta: dar el pecho antes y después del trabajo, y quien cuide a su hijo puede darle otra leche cuando la madre esté ausente. Todos los niños (y todas las madres) lo pasan mal cuando se han de separar por la vuelta al trabajo, y la lactancia puede ser una excelente manera de compensar la separación y recuperar el tiempo perdido. Muchas madres encuentran soluciones bastante más satisfactorias que introducir la leche artificial: llevarse al niño al trabajo, partir la jornada, hacer que alguien lleve al niño a un parque cercano al trabajo a la hora del bocadillo, sacarse leche y dejarla en la nevera… o, más fácil todavía, si su hijo tiene ya edad suficiente para tomar papillas, que le den papilla mientras usted no está (ésta es una excepción a la regla general de dar el pecho antes de cada papilla)
Algunos mitos en torno a las papillas
Las papillas alimentan más que la leche
Complementar, no sustituir.
Qué puede hacer el profesional de la salud ?
control de peso
cuidar el lenguaje: si dice tres comidas al día, eso no implica porción de adultos
alimentacion complementaria: la ingesta de leche es lo primordial para un bebé.
Epilogo: y si nos obligaran a comer? Cómo nos sentiríamos?
Una de las cosas que siempre he valorado más es la risa! Me gustan mis amigas que me tienen confianza o me aconsejan bien, me escuchan, etc., pero a la amiga que más valoro es aquella que me hace reír.
Ahora que soy mamá a tiempo completo, valoro más aún que alguien me haga reír.
Les comparto unos cuantos memes que me gustaron mucho:
Los Abuelos
Cuando me quiero comprar zapatos nuevos:
Orden de llegada:
Una madre y sus problemas de autocontrol
Mi hijo con el perrito:
Nosotros y el Bebé:
Cuando tengo que salir de viaje y veo que mi hijo estuvo jugando con mi pasaporte: