Mi Hijo No Quiere Comer – Parte 1

Mi Niño no me Come – Resumen del Libro de Carlos Gonzáles

Hi Estoy contentísima, nos escribe nuestra amiga Angie de Venezuela, para contarnos, muy preocupada porque su bebé de 8 meses no come. Este post, tendrá como primera parte un resumen ejecutivo del libro «Mi Niño no me Come» de Carlos Gonzales www.carlosgonzalespediatra.com), como segunda parte estaré posteando los consejos más utilizados por otros pediatras, que puedan equilibrar un poco la postura del arriba mencionado pediatra y en tercer lugar estaré posteando consejos desde las experiencia de las madres.

En este primer post, hablaremos exclusivamente del libro «Mi Niño no me Come» de Carlos Gonzales, este libro lo elegí porque es el clásico de la crianza con apego, crianza respetuosa y es muy actual dentro de categorías más actuales en estilo de crianza. Este reconocido pediatra, explica que es uno de los tópicos más frecuentes en las consultas pediátricas el que el niño no coma. Además que si una como madre se sientee frustrada y dolida por la situación, los niños también sufren con los conflictos en torno a la comida. Como escribió una de ellas: «Es horroroso tener miedo a que llegue la hora de comer». Si la madre tiene miedo, ¿qué tendrá su hijo? La angustia de una madre es siempre menor a la un niño que no tiene la capacidad para racionalizar, para dimensionar y sobre todo para escapar de la insistencia de una madre. No es manipulación, dar la contra, muchas veces es resistencia e incluso terror.

La idea de no obligar al niño a comer, que constituye el eje central de este libro, no ha de considerarse como un «método para abrir el apetito», sino como una manifestación de nuestro amor y respeto por nuestro hijo. Al dejar de obligarle, va a seguir comiendo lo mismo, pero sin los sufrimientos y peleas que hasta ahora acompañaban a la comida.

Capítulo 1: Cómo empieza todo

Muchos bebés dejan de comer al año. El motivo de este cambio alrededor del año es la disminución de la velocidad de crecimiento. En el primer año, los bebés engordan y crecen más rápidamente que en ninguna otra época de su vida extrauterina. Durante el segúndo año, en cambio, el crecimiento es mucho más lento: unos 9 cm, y un par de kilos. Otro punto importante es que no todos los niños crecen al mismo ritmo

Capítulo 2: Su hijo sabe lo que necesita

La leche materna debe ser ofrecida a la carta. Los bebés no maman según un horario regular, el horario de las mamadas es un mito. Hubo un tiempo en que se creyó que los bebés tenían que mamar cada tres horas, o cada cuatro horas (¡y diez minutos de cada lado, para mayor escarnio!). ¿Se ha preguntado alguna vez por qué diez minutos, y no nueve u once? Evidentemente, son números redondos. ¿Cómo han llegado algunos a creer que un «número redondo» era un «número exacto»?

Ocurre más o menos lo mismo con las papillas, los pediatras y especialistas del mundo no se ponen de acuerdo en cuánto, cada cuánto y cuándo de comida dar.

Capítulo 3: Qué no hay que hacer a la hora de comer

El ingenio de las madres a la hora de hacer comer a sus hijos no conoce límites . Se comienza haciendo el avión con la cuchara. Luego viene distraer (muchas madres usan sin pudor la palabra «engañar») al niño con canciones, danzas, muñecos o la inevitable tele. Pronto siguen los ruegos («¡no le hagas esto a mamá!»), las promesas («si te lo comes todo te compro un dinosaurio»), las amenazas («hasta que no te lo acabes no vas a jugar»), las súplicas («ésta por mamá, ésta por papá, ésta por la abuelita»), las vidas ejemplares («¡mira a Popeye, cómo se come las espinacas!»). Se cuenta de unos padres que, al observar que su hijo se llevaba a la boca lo que encontraba por el suelo, tuvieron una idea genial: cada día lavaban bien el suelo y luego esparcían trocitos de tortilla de patatas. Algunos métodos mueven a risa; pero otros mueven más al llanto, sobre todo al niño. Veamos algunos ejemplos: La persistencia – en otras palabras insistencia- , las incursiones nocturnas -por ejemplo aumentarle cereal a la leche nocturna- , las odiosas comparaciones -tu hermanito ya terminó todo más rápido, estimulantes del apetito -vitaminas, etc.

Las recomendaciones de la ESPGAN En Europa se siguen habitualmente las normas de la Sociedad Europea de Gastroenterología y Nutrición Pediátricas18 (ESPGAN), publicadas en 1982. Expertos de nueve países, tras revisar cientos de estudios científicos, llegaron a siete recomendaciones, que se transcriben a continuación:

  1. Aconsejar, hay que tener en cuenta el ambiente sociocul-tural de la familia, la actitud de los padres, y la calidad de la relación madre-hijo.
  2. En general, el beikost no debe introducirse antes de los tres meses ni después de los seis meses. Se debe comenzar con pequeñas cantidades, y tanto su variedad como su cantidad deben aumentarse poco a poco.
  3. A los seis meses, no más del 50 por ciento de la ingesta energética debe provenir del beikost. Durante el resto del primer año, la leche materna, la leche artificial o los productos lácteos equivalentes deben darse en cantidad no inferior a los 500 ml al día.
  4. No hay necesidad de especificar el tipo de beikost (cereales, frutas, verduras) que debe introducirse primero. A este respecto, deben tenerse en cuenta los hábitos nacionales y los factores económicos. No es necesario hacer recomendaciones detalladas sobre la edad en que deben introducirse las proteínas animales distintas de la leche; pero probablemente es mejor retrasar hasta los cinco o seis meses la introducción de ciertos alimentos altamente alergénicos, como los huevos y el pescado.
  5. Los alimentos con gluten no deben introducirse antes de los cuatro meses. Incluso puede ser recomendable retrasarlos más, hasta los seis meses.
  6. Los alimentos con un contenido en nitratos potencialmente alto, como las espinacas o la remolacha, deben evitarse durante los primeros meses.

Se tendrá especial cuidado con la introducción del beikost a los niños con una historia familiar de atopia, en los que los alimentos potencialmente muy alergénicos deben ser estrictamente evitados durante el primer año. Aunque las normas de la ESPGAN están redactadas en inglés, emplean la palabra alemana beikost para referirse a cualquier cosa que tome el bebé y no sea ni leche materna ni leche artificial. Incluye, pues, zumos e infusiones, papillas, galletas, biberones espesados con harina o bocadillos de chorizo. La expresión equivalente en español sería alimentación complementaria, y en inglés hablan habitualmente de solids. Por una traducción excesivamente literal, muchos libros traducidos del inglés hablan de «la introducción de los sólidos». Siempre hay algún espabilado que se agarra a este error (o matiz) como a un clavo ardiendo: «Ves, los sólidos a los seis meses, pero no dice nada de los líquidos. El zumo de naranja y las dos cucharadas de harina en cada biberón se han de dar mucho antes». Pero debe quedar claro que, en esta acepción, el inglés solids se refiere también a alimentos líquidos o pastosos, del mismo modo que al hablar de «la primera papilla» nos podemos referir a algo que no esté triturado. Nada hasta los seis meses, ni biberones «espesados», ni zumos, ni manzanilla… Nada

Las recomendaciones de la AAP En América se siguen generalmente las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (AAP),19 publicadas en 1981. Como las europeas, no dan ninguna recomendación detallada sobre orden o cantidades de los distintos alimentos. Pero sí que dan unas orientaciones generales interesantes. La introducción de otros alimentos no se hace tanto en función de la edad como del grado de desarrollo del bebé. La criatura está lista para empezar a tomar otros alimentos cuando:

  • Es capaz de sentarse sin ayuda (sería muy difícil dar de comer a un niño que se cae para los lados).
  • Pierde el reflejo de extrusión, que hace que los niños expulsen la cuchara con la lengua. Probablemente, la utilidad originaria de este reflejo es impedir que los bebés traguen moscas, piedras y porquerías: hasta que tienen suficiente discernimiento para distinguir lo que se come y lo que no, por si acaso lo escupen todo. Pocos espectáculos tan penosos como una madre intentando dar una papilla a una criatura que todavía tiene reflejo de extrusión: papilla en el babero, en el pañal, en el pelo del niño, en el pelo de la madre, en la trona, en el suelo…, papilla por todas partes menos en la boca del angelito.
  • Muestra interés por la comida de los adultos. Un día u otro, cuando la vea comer, su hijo intentará coger un poco.
  • Sabe mostrar hambre y saciedad con sus gestos. Al ver acercarse una cuchara, el niño que tiene hambre abre la boca y mueve la cabeza hacia adelante. El que está saciado, cierra la boca y mueve la cabeza hacia un lado. De esta forma, la madre sabe que su hijo ya no quiere comer más. Cuando el bebé es aún demasiado pequeño para mostrar claramente su saciedad, se corre el riesgo de que la madre, sin darse cuenta, le dé más comida de la que su hijo quería. Puesto que nunca, nunca, nunca se ha de obligar a comer a un niño, no hay que dar papillas a ningún bebé que aún no sepa negarse a comer cuando no tiene más hambre. También insisten los norteamericanos en la necesidad de introducir los nuevos alimentos de uno en uno, en pequeñas cantidades y con una semana de separación por lo menos. Así se puede ver qué tal le sientan.

En 1997, una nueva declaración de la AAP sobre la lactancia materna recomienda:

  • Lactancia materna exclusiva y a demanda hasta los seis meses.
  • Añadir otros alimentos a partir de los seis meses, continuando la lactancia materna, como mínimo, hasta el año, y luego durante todo el tiempo que madre e hijo deseen.

Las recomendaciones de la OMS y el UNICEF recomiendan, entre otras cosas:

  • Dar exclusivamente leche materna hasta los seis meses.
  • Ofrecer otros alimentos complementarios a partir de los seis meses, aunque «si el desarrollo sigue siendo adecuado, tal vez no sea necesario darle otros alimentos hasta los siete o incluso los ocho meses».
  • Seguir dando el pecho, junto con otros alimentos, hasta los dos años o más.
  • Dar alimentos variados.
  • Dar el pecho antes de los otros alimentos, para que la madre siga teniendo mucha leche.
  • Los menores de tres años deberían comer cinco o seis veces al día (al menos).
  • Añadir un poco de aceite o mantequilla a las verduras, para que tengan más calorías (por supuesto, si lo tenemos a mano, el aceite de oliva es preferible a otros aceites o a la mantequilla). Ciencia ficción y alimentación infantil Como vemos, las recomendaciones de los expertos de todo el mundo no son nada detalladas. No hay ninguna pista sobre el orden de los distintos alimentos, la edad a la que se introduce cada uno, y mucho menos la cantidad, la hora del día o el día de la semana en que se deben dar al bebé.

¿Por qué los verdaderos expertos no dan normas más detalladas sobre la alimentación de los niños?

Porque sólo pueden hacer recomendaciones que tengan una base científica. No siempre será una base totalmente sólida y siempre estará sujeta a revisión por nuevos descubrimientos… pero, al menos, alguna base.

SEGUNDA PARTE QUÉ HACER SI YA NO COME

Un experimento que cambiará su vida. Su hija no come. Lleva así meses, quizá años. Lo ha probado usted todo, pero la situación no mejora.

En resumen, el experimento es el siguiente:

  1. Pese a su hija en una báscula.
  2. No la obligue a comer.
  3. Vuelva a pesarla al cabo de un tiempo.
  4. Si no ha perdido un kilo, siga sin obligarla a comer y vuelva al paso 2.
  5. Si ha perdido un kilo, se acabó el experimento. Haga lo que quiera.

TERCERA PARTE CÓMO PREVENIR EL PROBLEMA

Como casi todos los problemas, los conflictos con los niños en torno a la comida son mucho más fáciles de prevenir que de tratar. El título y el contenido de este libro difícilmente atraerán la atención de las parejas embarazadas, o de los padres de niños pequeños que todavía comen. La mayoría de los lectores de este libro(¿o debería decir lectoras?) serán madres desesperadas porque su hijo «no come» desde hace meses. Pero no pierdo la esperanza. A lo mejor está usted embarazada, o su hijo es aún pequeño, y este libro se lo ha prestado y recomendado una amiga o cuñada que ya pasó por ello. O tal vez piensa usted tener otro hijo, y le gustaría no volver a pasar por lo mismo. Esta sección contiene, por tanto, algunos consejos sobre cómo dar de comer a su hijo sin que surjan conflictos. El consejo no puede estar más claro: No obligue a comer a su hijo. No le obligue jamás, por ningún método, bajo ninguna circunstancia, por ningún motivo. Este consejo sólo ocupa tres líneas, y podría usted pensar que es poca cosa para lo que ha pagado por el libro. Pero todo lo demás es accesorio; si en cualquier momento se pierde en mis divagaciones y necesita volver a lo esencial, vuelva a este consejo. Confíe en su hijo. Y tome en cuenta los siguientes puntos:

  • El pecho se da a demanda
  • La crisis de los tres meses
  • Su hijo no quiere biberones
  • Su hijo no quiere otros alimentos
  • El biberón también se da a demanda

Consejos Útiles

Lo que sigue son opiniones basadas en la experiencia del autorcomo padre y en sus preferencias personales. No son recomendaciones basadas en datos científicos, y cada cual decidirá si está de acuerdo o no:

– ¿Por qué alimentos empezar? No importa. Como se ha explicado en otro capítulo, no hay bases científicas para recomendar uno u otro. Si le da a su hijo primero la fruta, luego los cereales y más tarde el pollo estará siguiendo plenamente las normas de la ESPGAN. Pero si le da primero el pollo, luego la verdura y más tarde los cereales, también habrá seguido las normas al pie de la letra. Pongamos que decide empezar por el arroz. Hace arroz hervido, más bien un poco pasado, sin sal. Puede poner un chorrito de aceite de oliva (estará más sabroso y tendrá más calorías). Después de mamar, le ofrece a su hija una cucharadita o dos. El primer día no conviene darle mucho más, ni aunque se lo tome a gusto. Si no quiere ni la primera cucharada, no insista, pero vuelva a ofrecerle cada día o dos. Si sí que quiere, puede darle cada día un poco más. Al cabo de una semana puede probar con otro alimento, como un poco de plátano machacado. A la otra semana puede probar la patata hervida… Este orden es sólo un ejemplo, puede empezar justo al revés. Por supuesto, si alguno de los alimentos le produce diarrea o alguna otra molestia, o lo rechaza con especial repugnancia, mejor no vuelva a probar en un par de semanas. Si aparece alguna reacción más grave, como urticaria, consulte con su pediatra. Tampoco es obligatorio introducir un alimento nuevo cada semana. Durante años nos han hecho creer que la variedad es una gran ventaja (siete cereales y medio, trece cereales con chocolate, quince cereales con café…); no es más que una estrategia publicitaria. Variedad significa algo de cereal, algo de legumbre, algo de verdura, algo de fruta… pero no es preciso que tome muchas cosas de cada grupo; la manzana no lleva ninguna vitamina que no tenga la pera, y la mayoría de los adultos nos las arreglamos muy bien comiendo sólo dos cereales, arroz y trigo, y dejando los demás para el ganado. Si su hijo ya come pollo, no le añade nada dándole ternera. Antes del año, añadir muchos alimentos distintos sólo significa comprar más números para el sorteo de alguna alergia. El principal motivo para darles otros alimentos a los seis meses (y no más tarde) es que a algunos niños les podría faltar hierro. Por tanto, parece lógico que los alimentos más ricos en hierro estén entre los primeros. Por un lado, las carnes, que contienen hierro orgánico, que se absorbe muy bien. Por otro lado, verduras, legumbres y cereales contienen hierro inorgánico, que se absorbe mal a no ser que vaya acompañado de vitamina C. Por eso es buena idea comer como comemos los adultos, primero la ensalada (verdura cruda, rica en vitamina C), luego los cereales y legumbres, y la fruta de postre. Y, en cambio, no es tan buena idea lo que hacemos con los niños, darles en una comida sólo cereales, en otra sólo verdura, en otra sólo fruta… Cuando su hijo ya coma varios alimentos, sería buena idea combinarlos (que no triturarlos juntos) en la misma comida, en vez de hacerle menús monográficos («la hora del cereal»). ¿Y si no quiere la papilla? No se preocupe; es totalmente normal, y tarde o temprano comerá otras cosas. No intente obligarle.

Cuando Mamá Trabaja fuera de Casa

Estoy preocupada porque mi hijo de tres meses no coge el biberón con ninguna clase de tetina y leche; el pediatra me ha dicho que deje de darle el pecho para que así se acostumbre al biberón, pero se ha estado tres días sin comer por no quererlo coger. He vuelto a darle el pecho pero ya no es suficiente porque se queda con hambre. ¿Qué puedo hacer para que coja el biberón? Pues yo dentro de poco empiezo a trabajar, y he de dejar de darle el pecho. Esta madre es víctima de dos errores frecuentes en relación con la vuelta al trabajo.El primer error es pensar que hay que destetar antes de ir a trabajar. No es necesario. En el peor de los casos, podría pasarse a la lactancia mixta: dar el pecho antes y después del trabajo, y quien cuide a su hijo puede darle otra leche cuando la madre esté ausente. Todos los niños (y todas las madres) lo pasan mal cuando se han de separar por la vuelta al trabajo, y la lactancia puede ser una excelente manera de compensar la separación y recuperar el tiempo perdido. Muchas madres encuentran soluciones bastante más satisfactorias que introducir la leche artificial: llevarse al niño al trabajo, partir la jornada, hacer que alguien lleve al niño a un parque cercano al trabajo a la hora del bocadillo, sacarse leche y dejarla en la nevera… o, más fácil todavía, si su hijo tiene ya edad suficiente para tomar papillas, que le den papilla mientras usted no está (ésta es una excepción a la regla general de dar el pecho antes de cada papilla)

Algunos mitos en torno a las papillas

  • Las papillas alimentan más que la leche
  • Complementar, no sustituir.

Qué puede hacer el profesional de la salud ?

  • control de peso
  • cuidar el lenguaje: si dice tres comidas al día, eso no implica porción de adultos
  • alimentacion complementaria: la ingesta de leche es lo primordial para un bebé.
Pincha en la imagen para comprar el libro «Mi niño no me come» de Carlos González

Epilogo: y si nos obligaran a comer? Cómo nos sentiríamos?

https://solounamama.com/2019/03/15/mi-hijo-no-come-parte-2/

https://solounamama.com/2019/03/18/mi-hijo-no-come-parte-3/

2 thoughts on “Mi Hijo No Quiere Comer – Parte 1

Comments are closed.