No me dejes llorar mamá. No se me agrandarán los pulmones, no me haré más fuerte, no me haré más sabio.
No me dejes llorar mamá. No escuches esos comentarios, tus besos no me malcriarán, tu pecho no me hará dependiente, no lo hago para molestar.
No me dejes llorar mamá. Solo puedo confiar en ti, solo conozco tu voz, tu olor, solo pienso en ti desde que salí de tu vientre.
No me dejes llorar mamá. No me enseñes a consolarme solito, no lo necesito, porque sé que siempre podré contar contigo.
No los escuches. No me malcrías cuando atiendes mi llanto. No te pido consuelo en la noche para molestar, te busco porque te necesito, porque no entiendo este mundo en que vivimos, porque recién estoy aprendiendo a amar.
No me enseñes de tan pequeño a llorar, a sufrir, a sentir soledad.
Lo voy a aprender, te lo prometo. Un día sufriré de verdad y mi llanto no será para que me tomes en brazos o para que me des el pecho, un día mi llanto será de adulto y no lo podrás consolar.
Ese día quiero recordar días más sencillos. Días en los que mis padres me besaban y solo con eso dejaba de llorar. Esos días no vuelven y si nunca los tuve no tendré qué recordar. No me dejes llorar mamá.
Llegaron las naciones de otoño, no tenemos ningún viaje planificado, así que haremos un plan sencillo de vacaciones, nos quedamos en casa, no tenemos pensado ir de viaje.
Para muchos padres puede sonar riguroso tener un plan de vacaciones, sin embargo este constituye en un punto de partida, el niño será capaz de reconocer responsabilidades (aún en las vacaciones) y querer cumplirlas. Así lograremos varias cosas:
que el niño se implique en su propio tiempo libre y sepa que es su responsabilidad no «aburrirse»
sentido del orden, hacer sistemáticamente las cosas da a todos los seres humanos un sentido de seguridad
noción del tiempo, enseñarles que por más de que se trate de tiempo libre, el valor del tiempo es limitado y por lo tanto importante organizarlo y llevar a cabo aquellas actividades que nos gustan más
construcción de personalidad, probar varias actividades que si bien son de tiempo libre, les permitirá encontrar sus talentos y desarrollarlos
Para llevar a cabo un plan exitoso desarrollamos tres pasos clave:
Listado de Actividades
Lo primero que hicimos fue un listado de actividades, cada niño dio las ideas que más le interesaban para estas vacaciones, algunas de las ideas fueron:
Dibujar, pintar.
Paseos donde buscáramos hojitas, plantas y piedras llamativas.
Visita a la biblioteca.
Ejercicios de lectura y cálculo mental (sí, ya sé… mi hijo mayor es un nerd)
Ir al parque
Plastilina
Hacer limpieza, ordenar y clasificar juguetes (donar los que ya no utilizan)
Hacer experimentos, por ejemplo derretir crayones y ver qué colores salen de las mezclas.
Cocinar
2. Hacer listado de comida que les interesa preparar y comer en estos días
panqueques (clásico de los niños)
palomitas de maíz
quesadillas, nachos
tortilla de papas
nuggets
3. Hacer un listado de las reglas
obedecer, especialmente si estamos en la calle.
tratarse con cariño y no pelear
ordenar, cada cosa tiene su sitio
Al finalizar las vacaciones podemos comparar nuestra planificación con la realidad y ver qué tareas quedaron pendientes, cuáles se llevaron a cabo con éxito y merecen ser repetidas las siguientes vacaciones. Los niños aprenderán tanto a identificar lo que les gusta más hacer como a ser flexibles, puesto que es muy complicado seguir a cabalidad un plan, más aún un plan de vacaciones que debe ser flexible, que se acomode a los niños, al clima, a las circunstancias.
La humildad es un valor que no está de moda, en todo lado nos «envuelven» el orgullo, el éxito, reconocimiento etc como valores más actuales. Sin embargo, es muy importante reflexionar que nuestros principios NO se basan en modas, sino en convicciones. La humildad es necesaria para la relación entre personas y también para la confianza de uno mismo.Como padres, deseamos la felicidad de nuestros hijos, para lograr esta alegría en su diario vivir, necesitamos enseñarles que la humildad garantiza que ellos tengan confianza en sus capacidades y autoestima.
Saluda siempre
Siempre que entres a algún lugar aunque no respondan los otros, enseñale a tu hijo a dar los buenos días o simplemente un «hola». Muchas veces tu hijo no recibirá respuesta, pero de eso se trata precisamente la humildad, de dar sin esperar recibir, es importante que le indiques que la respuesta no es importante, que no vale enojarse si no responde alguna persona.
2. Ayuda y déjate ayudar
Siempre que tengas la oportunidad de ayudar a alguien, empezando de casa, a papá, los hermanitos, tíos, primos, etc, o la vecina, también a alguien de la calle que lo necesite. Pero, también mostrar la sencillez y la vulnerabilidad de no poderlo todo por uno mismo, sino también ser humilde en pedir ayuda cuando necesitamos.
3. Da siempre las gracias y no esperes que te las den de vuelta
Siempre que te hagan un favor agradece, exprésalo con una sonrisa y recuerda a tu hijo de aquella vez que la vecina te hizo un favor, aunque sea algo sencillo, como abrirte la puerta para que pases primero. Cuando seas tú la persona que hace el favor no esperes que te agradezcan de vuelta, cuando alguien hace algo de corazón no esperamos recibir nada a cambio.
4. Pide disculpas
Muchas veces caemos como padres en la ira, en la torpeza, en la impaciencia, es importante disculparte con tu hijo por estas actitudes y explicárselas. Y pedir disculpas, lejos de quitarte autoridad, te la da, así tu hijo sabrá que tu también te equivocas y cuando lo haces lo reconoces, entonces su confianza en ti crecerá.
5. Sonríe siempre
Sonreír es un gran acto humildad, además de que libera endorfinas, la actitud con las que afrontamos la vida cambia siempre con un sonrisa, te hace más sociable, más feliz, reduce el dolor físico, te da seguridad porque te hace más cercano, empático y te ayuda a relajarte.
Tus hijos, para aprender un comportamiento no necesitan únicamente palabras, necesitan ejemplos vivos, no podemos regalar algo de lo que carecemos. Parte de ser humilde es comprender y aceptar que no siempre todo saldrá como lo deseamos, aprender a ser humildes es también reírnos de nosotros mismos y mantener la sencillez necesaria para sonreír siempre y volver a empezar cada día.
SE LLAMA CALMA Se llama calma y me costó muchas tormentas. Se llama calma y cuando desaparece…. salgo otra vez a su búsqueda Se llama calma y me enseña a respirar, a pensar y repensar. Se llama calma y cuando la locura la tienta se desatan vientos bravos que cuestan dominar. Se llama calma y llega con los años cuando la ambición de joven, la lengua suelta y la panza fría dan lugar a más silencios y más sabiduría. Se llama calma cuando se aprende bien a amar, cuando el egoísmo da lugar al dar y el inconformismo se desvanece para abrir corazón y alma entregándose enteros a quien quiera recibir y dar. Se llama calma cuando la amistad es tan sincera que se caen todas las máscaras y todo se puede contar. Se llama calma y el mundo la evade, la ignora, inventando guerras que nunca nadie va a ganar. Se llama calma cuando el silencio se disfruta, cuando los ruidos no son solo música y locura sino el viento, los pájaros, la buena compañia o el ruido del mar. Se llama calma y con nada se paga, no hay moneda de ningún color que pueda cubrir su valor cuando se hace realidad. Se llama calma y me costó muchas tormentas y las transitaría mil veces más hasta volverla a encontrar. Se llama calma, la disfruto, la respeto y no la quiero soltar…»
Extraído del libro de los Cuatro Acuerdos ( Miguel Ruiz)
En el siguiente artículo exploramos qué es la calma como concepto, realizamos un auto-análisis y auto-crítica y posteriormente extraemos propósitos concretos.
1. ¿Qué es la calma?
Etimológicamente, el vocablo griego kaûma, puede traducirse como “bochorno”, llega al latín como cauma. En el castellano derivó en calma: un estado de quietud, serenidad, sosiego o reposo.
Se habla de calma cuando alguien o algo está en paz, sin que existan sobresaltos. Por lo general, los seres vivos apreciamos la calma, ya que se trata de la sensación opuesta al miedo, a la percepción del peligro.
2. Hacer una Pausa
Dentro de la vorágine de la vida, es no sólo un lujo sino una necesidad darnos la oportunidad de hacer una pausa y hacernos preguntas como:
¿Estoy haciendo bien las cosas con mis hijos?
¿Qué hago bien? ¿Qué hago mal?
¿Cómo puedo mejorar?
Lo importante de toda reflexión es plasmar nuestras observaciones con propósitos concretos y a la vez sencillos. En otras palabras, soy el padre/madre que deseo ser? Si la respuesta es no o a veces, reflexiono en cómo saltar la brecha de lo que soy actualmente a lo que deseo ser y cómo la atravieso.
3. Autocrítica
La autorreflexión y autocrítica es clave para cualquier relación, contigo misma y por supuesto con tus hijos. Conocerte a ti misma es un proceso de autoestima y autorealización. Si eres una persona más bien estructurada y te cuesta hacerlo de manera espontánea puedes utilizar la siguiente guía de preguntas:
¿Cómo va la relación con mi hijo? ¿Tengo la sensación de perder tolerancia o paciencia?
¿Cuáles son mis detonantes de temperamento? ¿Por qué surgen?
¿Cuáles son mis debilidades? ¿Con cuáles puntos no estoy conforme conmigo misma?
¿Qué cosas que me molestan o critico de mi hijo y necesito mejorar en mí misma?
¿Estar conmigo es una buena sensación o me paso la mayor parte del tiempo criticando, corrigiendo y siendo negativa?
¿Me gustaría tenerme como madre/padre?
¿Cuáles son mis fortalezas? ¿Qué cosas que hago ponen feliz a mi hijo? ¿Qué cosas lo hacen reír?
¿Cómo consuelo a mi hijo? ¿Me doy cuenta que cuando hago las cosas con paciencia, calma y amor, se refleja todo esto también en ellos porque la calma es contagiosa?
¿Hago yo mismo las cosas con calma? ¿Cómo puedo yo mismo crecer en calma y una vez que la tenga ofrecerla tanto a mi hijo como al resto de personas con las que convivo, trabajo, etc?
4. Propósitos
Para
tener propósitos concretos es importante expresarlos en positivo, como una
afirmación. Es así que proponernos gritar menos, puede tener un efecto bola de
nieve y al final resultar en acumular ansiedad. Recuerda, la ansiedad es
contagiosa, y también lo es la calma. Aquí tenemos algunas sugerencias para
tus propósitos:
Reconocimiento de Fortalezas: Si en tu análisis de autoconocimiento reconociste que una de tus fortalezas es ser graciosa, intenta hacer un chiste en el momentos en que la tensión está empezando, así el niño se relajará y habrás ganado una pequeña batalla. Si cantas bien, empieza a cantar en un momento de alta tensión, la canción favorita de tu hijo sera algo que lo tranquilizará.
Tienes control de tus acciones, no las de tu hijo: Reconoce que tienes el control sobre tus acciones no las de tu hijo. Asegúrate de estar tranquila cuando hables con él sobre su comportamiento, una manera de tranquilizarse es escuchando con atención y así tendrás tiempo antes de reaccionar, escucha muy atentamente, recuerda que tenemos dos oídos y una boca, eso significa que escuchamos 100 palabras y respondemos con 50.
Trabaja en tus detonantes: Intenta reconocer algunas momentos concretos que desencadenan el enfado con tu hijo. Aunque responsabilizarás a tu hijo por comportamientos inapropiados, también reconocerás que gran parte de su comportamiento tiene que ver contigo. También toma en cuenta que tienen que pasar por etapas de desarrollo. Puedes hablar abiertamente con tu pareja y tus hijos de lo que suscita tu enfado, así entenderán mejor.
Practica el autocuidado: Descansa lo suficiente, come bien, practica algún deporte, camina, cuida tu salud, trabaja en tus relaciones adultas, persigue tus metas e intereses. Mientras más te cuides, más capacidad de recuperación tendrás y sobre todo, tu hijo no tendrá que cumplir emocionalmente contigo.
Construye la relación: Concéntrate en tus fortalezas, consérvalas y saca el mayor partido posible de ellas, haz que sean tan grandes que opaquen completamente a tus debilidades. No te concentres en las debilidades sino principalmente en tus fortalezas. Haz que la relación con tus hijos esté construída en el respeto, la honestidad (reconocer nuestra fortalezas y debilidades es parte de esta honestidad) y sobre todo en el amor, a los que amamos les damos lo que mejor de nosotros.Crea hábitos que te permiten estabilizar esta relación.
5. Concretando Propósitos
Voy a abrazar a mis hijos muy fuerte, al menos dos veces al día.
Voy a inclinarme a la altura de su carita para poder mirarlos a los ojos mientras les hablo.
Si les digo una cosa negativa inmediatamente les diré dos positivas o dos besos.
Voy a hacer énfasis en sus méritos.
Voy a tener más paciencia y explicar concretamente lo que tengo en la mente y espero de ellos.
Al analizar los detonantes si me doy cuenta que uno de ellos es por ejemplo la tardanza al salir, voy a ponerme a alistar las cosas con 10 minutos de anticipación y así estaré más relajado el momento de salir.
Voy a escuchar con atención lo que me dicen.
Haré la mayor cantidad de preguntas respecto a lo que me dicen.
Trataré de guiar más en lugar de mandar, en lugar de decir “deberías hacer….” Le dire: “qué pensaste tú que se puede hacer, cómo solucionas eso?”
La idea es fortalecer la relación con nuestros semejantes, con nuestros hijos y con nosotros mismos en calma…
La iniciación a la lecto-escritura es uno de los momentos más importantes en la vida, también para definir si a un niño le gustará leer en el futuro, por eso es vital motivarlo y aconsejarle libros que lo hagan entusiasmar con el hábito de la lectura. Está demás enunciar los innumerables beneficios de las personas que leen, desarrollo de la inteligencia, voluntad, memoria, imaginación y desarrollo de sentimientos de empatía y comprensión hacia las otras personas.
Aquí te nombramos los 5 libros más recomendados por mamás lectoras y que han iniciado de manera exitosa el hábito de la lectura en los más pequeños.
5. El Fuego tiene Vitaminas (Villoro, Juan)
Un animal que pertenecía a una leyenda se vuelve verdadero en este libro. El fuego tiene vitaminas es una aventura donde los niños valientes encuentran a un amigo capaz de volar por los aires y jugar con la lumbre. Los personajes crean una historia de amor, amistad, enseñanzas, comida sabrosa y trucos que lanzan chispas.
4. El Principito ( Antoine de Saint-Exupéry )
La obra trata sobre un piloto, el narrador, que al averiarse su avioneta cae en medio del desierto. Es entonces cuando este se encuentra con un extraño hombrecito llegado de un diminuto planeta que le mostrará cómo es su vida en un planeta donde tan solo existe una única flor y en el que él mismo deshollina sus volcanes. Un lugar muy distinto al que conoce el narrador, pero que a medida que pasan los días y el hombrecito le cuenta aspectos de su vida y de su viaje por los distintos planetas, se da cuenta de la sabiduría y bondad de este pequeño gran hombre.
3. Mi Planta de Naranja – Lima( José Mauro de Vasconcelos )
Mi planta de naranja lima relata la historia de un niño y su familia, quienes son muy pobres y han afrontado una multiplicidad de carencias. Zezeo, quien es el protagonista de la historia, madura de forma precoz debido a todos los golpes tantos físicos por parte de su padre, como los psicológicos, por consecuencia de la muerte de su fiel compañero el Portugués y la pérdida de su planta de naranja lima.
2. Clásicos – Versión Infantil (Julio Verne)
Incluye los libros de este famoso autor como «La Vuelta al Mundo en 80 Días», «Dos Años de Vacaciones» y «Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino» libros cargados de aventuras que transportarán a los niños a un mundo de fantasía desarrollando al máximo su imaginación, atención y concentración.
1. Momo (Michael Ende)
Momo es una niña que posee la maravillosa cualidad de saber escuchar a los demás y que desea ayudar a la gente a humanizar sus vidas. Sobre todo cuando los hombres grises deciden apoderarse de uno de los biens más preciados que poseen las personas: su tiempo. Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón.
Qué otro libro te ha ayudado a motivar a tus hijos a la lectura? Por favor comparte en los comentarios para completar este lista con los libros más recomendados para niños que están iniciándose en la lecto-escritura.
Espero les sirva mi siguiente experiencia para interesar y motivar a sus niños en el aprendizaje inicial de las matemáticas.
Esto me pasó hace muucho tiempo. Luego que la profesora de curso nos llamó a los papás para conversar sobre lo que ya en casa sabíamos sobre el rendimiento escolar de mi hijita en matemáticas, me puse a pensar lo que debíamos hacer para despertar el interés de mi niña por el mundo de los números.
Finalmente, se me ocurrió algo, y un día que estábamos los dos:
⁃ Dime, hijita, sabes cuánto es dos más dos?
⁃ No sé, papi.
⁃ Mira, nos ayudaremos con tus muñecas. Solo tienes que contar así: Aquí tienes una muñeca y aquí, otra, juntas hacen dos, verdad?
⁃ No se, papi -me dijo mi niña sin prestar atención, atendiendo a su juego.
⁃ Pero, hijita, mira: esas dos muñecas más estas otras dos, cuántas hacen? Es fácil. Si me dices lo correcto te daré un premio.
⁃ No quiero nada, papi-me contestó sin levantar la cabeza y distraída en su juego.
⁃ Dime, ya, cuántas muñecas son dos más dos? O no sabes? Si aciertas, además del premio, te llevaré al cine.
⁃ No sé, papá. No me gusta sumar ni las muñecas, ni los premios ni el cine…
⁃ Ah, entonces, yo sé más, mucho más que tú, y eso que yo no voy a clases, pero creo que soy más listo que algunos y tú no sabes nada.
⁃ No me importa, papaá. Ya te he dicho, no me gusta nada de lo que dices.
⁃ Bien, entonces para que aprendas te diré cómo es de fácil: dos muñecas más dos muñecas hacen… no sé. Ah, qué fácil había sido sumar. Sí, dos más dos son CINCO. Soy muy listo, sé más que tú y más que nadie. Sorprendida, mi pequeña hijita, al fin levantó la cabeza y viendo de reojo las muñecas, dijo:
⁃ Tonto, dos más dos no son cinco.
⁃ Entonces, cuánto es. Hum, ah, tienes razón, hijita, creo que son tres… Está bien o me equivoco?
⁃ Eres un tonto. No sabes nada. Dos más dos son cuatro.
⁃ No sé…, no estoy seguro. A ver si alguien nos saca de la duda.
⁃ Mami, te llama mi papá. Y mi esposa, cómplice, fingiendo no haber visto ni oído nada, dijo:
⁃ Para que me llaman?
⁃ Mami, mi papá dice que dos más dos son cinco y luego tres. Cuál es lo correcto?
⁃ Pues, fácil, dos más dos son cuatro. Eso solo saben las personas inteligentes.
⁃ Ves, papi. Yo tenía razón.
⁃ Entonces, si eres tan lista como acabo de ver y dice tu mami, dime cuánto es cinco más cinco?
⁃ A ver… diez
⁃ Correcto. Hijita, no sabía que eras tan buena para el cálculo mental.
⁃ Y siete más ocho?
⁃ Quince, papi. Si quieres dime otras sumas más difíciles, y luego multiplicaciones y divisiones.
⁃ Me puedes ayudar en otros cálculos que debo hacer?
⁃ Claro. Te voy a ayudar en todos los cálculos que quieras. ———
A partir de esa experiencia, mi niña siempre se distinguió en matemáticas y aplicó útilmente en su vida.