No Dejes a tus Hijos Pequeños ni un Momento Solos

Es un texto que encontré en internet, ¡ qué sirve mucho de prevención! ¡ Nunca dejes a tus hijos pequeños solos, ni siquiera para entrar a bañarte, mejor mételos contigo al baño!

Sucedió hace un mes. Estaba solo en casa con mi hija de tres años. Mi esposa salió por un par de horas a terminar un proyecto de la universidad. Acostumbro a bañarme ya avanzada la tarde los fines de semana. Le dije a mi pequeña que no duraría mucho en la ducha y que se mantuviera en el cuarto jugando con sus juguetes. Entré al baño dejando la puerta entreabierta. Mientras me duchaba le preguntaba a mi hija:

-¿Estás ahí pequeña?

A lo que ella respondía:

-Aquí toy papá.

Seguí en la ducha un par de minutos y volví a preguntar:

-¿Estás ahí pequeña?

Y de nuevo:

-Aquí toy papá.

No recuerdo cuanto pasó después de eso, me relaje con el agua caliente, tal vez transcurrieron unos 5 minutos cuando volví a preguntar.

-¿Estás ahí pequeña?

No hubo respuesta.

No le tome mucha importancia, tal vez estaría jugando muy concentrada.

Volvieron a transcurrir unos minutos y de nuevo hice la misma pregunta, pero al no obtener respuesta me preocupé. Salí de la ducha, me sequé lo más rápido que pude, llegué a la habitación y ahí estaba ella, boca arriba con los ojos bien abiertos, la expresión de su cara me causó terror, la llame por su nombre varias veces pero al recoger su cuerpo del piso me di cuenta que no respiraba, entré en desesperación y marqué el 911.

Al llegar los paramédicos la declararon muerta, al ser muy reciente no estaba claro lo sucedido.

Al día siguiente al hacerle la autopsia encontraron una zapatilla de una de sus muñecas en su garganta. Aquello me destrozo. Mi esposa me culpó de su muerte, se separó de mí y aquí estoy a solas escribiendo esto, no paro de llorar día y noche, era mi pequeña…la amaba tanto. Mi psiquiatra me recomendó escribir esto para obtener algo de “paz”, que lo tomara como terapia. La paz no ha regresado a mi vida, entrar a ducharme es una tortura, por esa razón lo hago unas dos veces por semana, porque al sentir el agua caliente caer sobre mí, una extraña fuerza, llena de furia y melancolía me obliga a preguntar:

-¿Estás ahí pequeña?

Y con una mezcla de terror y esperanza escucho una vocecita que me responde desde la habitación.

-Aquí toy papá.

Créditos al autor desconocido

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