La humildad es un valor que no está de moda, en todo lado nos «envuelven» el orgullo, el éxito, reconocimiento etc como valores más actuales. Sin embargo, es muy importante reflexionar que nuestros principios NO se basan en modas, sino en convicciones. La humildad es necesaria para la relación entre personas y también para la confianza de uno mismo. Como padres, deseamos la felicidad de nuestros hijos, para lograr esta alegría en su diario vivir, necesitamos enseñarles que la humildad garantiza que ellos tengan confianza en sus capacidades y autoestima.
- Saluda siempre
Siempre que entres a algún lugar aunque no respondan los otros, enseñale a tu hijo a dar los buenos días o simplemente un «hola». Muchas veces tu hijo no recibirá respuesta, pero de eso se trata precisamente la humildad, de dar sin esperar recibir, es importante que le indiques que la respuesta no es importante, que no vale enojarse si no responde alguna persona.
2. Ayuda y déjate ayudar
Siempre que tengas la oportunidad de ayudar a alguien, empezando de casa, a papá, los hermanitos, tíos, primos, etc, o la vecina, también a alguien de la calle que lo necesite. Pero, también mostrar la sencillez y la vulnerabilidad de no poderlo todo por uno mismo, sino también ser humilde en pedir ayuda cuando necesitamos.
3. Da siempre las gracias y no esperes que te las den de vuelta
Siempre que te hagan un favor agradece, exprésalo con una sonrisa y recuerda a tu hijo de aquella vez que la vecina te hizo un favor, aunque sea algo sencillo, como abrirte la puerta para que pases primero. Cuando seas tú la persona que hace el favor no esperes que te agradezcan de vuelta, cuando alguien hace algo de corazón no esperamos recibir nada a cambio.
4. Pide disculpas
Muchas veces caemos como padres en la ira, en la torpeza, en la impaciencia, es importante disculparte con tu hijo por estas actitudes y explicárselas. Y pedir disculpas, lejos de quitarte autoridad, te la da, así tu hijo sabrá que tu también te equivocas y cuando lo haces lo reconoces, entonces su confianza en ti crecerá.
5. Sonríe siempre
Sonreír es un gran acto humildad, además de que libera endorfinas, la actitud con las que afrontamos la vida cambia siempre con un sonrisa, te hace más sociable, más feliz, reduce el dolor físico, te da seguridad porque te hace más cercano, empático y te ayuda a relajarte.
Tus hijos, para aprender un comportamiento no necesitan únicamente palabras, necesitan ejemplos vivos, no podemos regalar algo de lo que carecemos. Parte de ser humilde es comprender y aceptar que no siempre todo saldrá como lo deseamos, aprender a ser humildes es también reírnos de nosotros mismos y mantener la sencillez necesaria para sonreír siempre y volver a empezar cada día.